Blog

Lunaria, yo y los videojuegos

Todavía no sé qué es Lunaria. No por el momento. Tal vez sea un lugar que he soñado, un personaje con cualidades que desearía tener. Tal vez, al decir Lunaria, me refiero a esta nueva etapa de mi vida personal que estoy comenzando.

Para retomar la escritura como pasatiempo y como una forma de desahogo emocional, creo que lo más honesto es hablar del papel que han tenido los videojuegos en los momentos más tristes de mi vida, y de cómo, desde mi perspectiva, me han ayudado a superarlos.

Desde que conocí las consolas de videojuegos y las computadoras, hubo algo que me atrajo profundamente de ese mundo. Lo que más me interesa de los videojuegos no es la competencia, ni ser el mejor, sino el hecho de que son una vía para distraerme, para escapar —aunque sea por un momento— del mundo real. Por eso me atraen especialmente los juegos de rol, de exploración o de supervivencia.

Esa distracción fue vital en mis peores momentos. No tengo la preparación para decir si lo que viví fueron crisis depresivas o solo periodos muy tristes. Pero en cualquiera de los casos, los videojuegos me han ayudado a conectar con otras personas en esos momentos difíciles, a tener pequeños objetivos cuando no encontraba el rumbo, a contemplar la belleza del mundo real a través de los reflejos de esos bellos mundos virtuales.

Me encanta perder el tiempo jugando. Porque mientras juego, el mundo real parece menos miserable. Y en mis etapas más oscuras, los videojuegos han sido auténticos salvavidas.